Uno fue la luna que dejaste en mi colchón, dos tus ojos.
Tres de cuatro barcos naufragaron en la forma de tus modos.
Cinco las mañanas esperando a que volvieras del trabajo y seis canciones llevo sin dejarte de querer y aún no he acabado.
Siete los hoteles que dejamos sin aliento, y menos solos.
Ocho vinos duelen al soñarte, equivocada en brazos de otro.
Nueve teclas grises de un piano de pared desafinado, y cinco dedos con mis otros cinco te recuerdan demasiado.
Tres de cuatro barcos naufragaron en la forma de tus modos.
Cinco las mañanas esperando a que volvieras del trabajo y seis canciones llevo sin dejarte de querer y aún no he acabado.
Siete los hoteles que dejamos sin aliento, y menos solos.
Ocho vinos duelen al soñarte, equivocada en brazos de otro.
Nueve teclas grises de un piano de pared desafinado, y cinco dedos con mis otros cinco te recuerdan demasiado.