sábado, 16 de enero de 2016

Más que suficiente


Soñando un mundo, en el que textos como éste, sean ciencia ficción.
 
Hoy ella pone un punto y final. Pintado con tinta negra y trazo grueso. El mismo con el que fuiste emborronando su vida, sin perjuicio ni vergüenza. La misma tinta que derramabas sobre ella, día a día, haciéndola desaparecer de un mundo, que siempre quiso verla sonreír. Un mundo que un día prometiste conocer a su lado, y que se volvió gris. Más que gris, negro. Más que negro, contaminado.

Punto y final. Dibujado con grandes dosis de tristeza. Triste porque no fuiste capaz de cuidarla. Porque confundes querer y manejar. Porque cuidar no es lo mismo que controlar. Triste por haberse olvidado de su juventud, de salir, de reír y de disfrutar.

Punto y final. Dibujado con un afilado bolígrafo de dudas. Porque le hiciste dudar mucho y siempre. Le hiciste creer que no era lo suficientemente buena para merecerte, ni lo suficiente recatada para poderte acompañar. Le arrebataste la seguridad en ella misma, y ya no fue capaz de revelarse. Le hiciste tan pequeña, tan invisible, que ni siquiera ella era capaz de encontrarse.


Punto y final, dibujado con tinta impermeable. Tan resistente, que ni un mar de lágrimas puede difuminar. Lágrimas que derramó días y noches enteras, evitando siempre despertar a vuestro hijo. Lágrimas de rabia, de no poder escapar, ni saber a dónde. Lágrimas de dolor y humillación.

Le robaste la ilusión y la fuerza. Pero no toda.
Aquella noche, antes de que llegaras a casa, como muchas otras veces, cogió una maleta y cerró la puerta. En vez de correr por las escaleras, bajaron por el ascensor. Le dio el tiempo suficiente para mirar la cara asustada de su hijo y recuperar en sus ojos, toda la energía que tú le habías consumido durante este tiempo. Esa noche, no volvió corriendo a casa para recogerlo todo antes de que llegaras y evitar tu enfado. 
Esa noche, dibujó un punto y final. Esa noche vivió.

martes, 5 de enero de 2016

El amor mueve montañas

El amor mueve montañas.
Siempre me ha gustado este dicho, lo encuentro acertado, lo mire por donde lo mire.
Sólo los movimientos más bruscos e inesperados de la tierra son capaces de mover una montaña. Sólo cuando escalas hasta lo más alto de ella, eres capaz de querer.
Únicamente, cuando eres capaz de saltar a la pata coja sobre la cima, girar con los ojos cerrados, perdiendo el equilibrio, sin sentir miedo a caer.
No entiendo quien dice quererte cuando apenas te conoce, como tampoco entiendo a quien no se atreve a querer de verdad.
Querer es de valientes. El mundo está hecho para los valientes.
Es una pena. Quizás, enfrente tuyo, compartiendo días de compañía, había alguien a quien podías llegar a querer. Huyes, porque enamorarse significa dejar paso al descontrol, pero no a ese tipo de locura a la que acostumbras.
Significa arriesgarse a ser sincero, confiar e ilusionarse. Es descubrir toda la fuerza, perderte y volverte a encontrar. Hacer girar las manecillas del reloj a doble velocidad, y llenar al otro de promesas. Significa dar rienda suelta a la imaginación y reconocer tu admiración sin vergüenza.
Pero no es fácil, si no eres valiente. Es escoger una opción y rechazar otras muchas.
El amor mueve montañas y el miedo, es capaz de derrumbarlas todas.

sábado, 2 de enero de 2016

¡Feliz año nuevo!



Como buena amante de estrenarlo todo, me ilusiona empezar un año nuevo. ¡Bienvenido 2016!
Mucha gente dice que es un año bonito, yo he de admitir que me gustan más los impares, pero tampoco soy supersticiosa. De hecho, no me resulta extraño. Desde que empecé mi carrera he pertenecido a la generación del 2012-2016, y eso hace que una se acostumbre a oírlo.  
Si todo va bien, en seis meses podré decir que sí, que por fin soy fisioterapeuta.  
Celebrar que se termina un año siempre es divertido, y como lo de marcarse propósitos para el año siguiente no va conmigo, decidí  hacerlo unos meses antes y me apunté a mi primera carrera para el último día del año. 


Correr rodeado de disfraces tiene su parte entretenida, aunque dejo para otros los flotadores y las pelucas. Yo lo hice bien acompañada, que así siempre se disfruta más.