lunes, 28 de diciembre de 2015

Un café con leche, por favor.

El café del desayuno.
Madrugar, empujados de la cama por la rutina. Como esclavos de la energía que nos da para afrontar, otra mañana más, un nuevo día. Sólo o acompañado, pero siempre rápido. Sólo o con leche, eso siempre al gusto.
Mi preferido, el café de media tarde, lento y tranquilo, y si es contigo, me da igual descafeinado.

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